domingo, 8 de mayo de 2011

¿Y tú en qué confías?

Siempre hay momentos en la vida en los que las cosas no salen como queremos o planeamos. Es en esos momentos, y no en otros, cuando podemos demostrar en qué creemos o confiamos en las dificultades.
Cuando le preguntas a alguien que en qué o en quién se apoya en los momentos difíciles, pueden responder que se apoyan en la familia, en los amigos, incluso en algunas ocasiones confiesan que en lo único que se apoyan es en Dios.
¿Pero cuál es la realidad de lo que sucede con estas personas cuando se encuentran en depresión, dificultades económicas, de pareja, etc.....?
Pues, lamentablemente, cuando nos vemos en dificultades, la realidad es totalmente diferente de lo que libremente se confiesa ante los demás cuando se está bien. Y es que en algunos casos, una persona que se llama a sí misma cristiana, hace todo lo contrario de lo que debería de hacer, porque su mente y su juicio, en esos momentos se ven obnubilados por el dolor y las preocupaciones.
"Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu." (Romanos 8:5)

Lo único, instintivamente, que se tiende a buscar cuando una persona no está bien interiormente, son las satisfacciones que le pueda brindar el mundo, para así, aunque temporalmente, conseguir tranquilidad.

¡ERROR!

"Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quién devorar. Resistidlo firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo." (1 Pedro 5:8-9)
No saben que en los momentos en los que uno necesita más paz, por los problemas del mundo, es cuando más debemos orar y buscar de Dios. O a lo mejor si lo saben, pero su fe es tan débil que se rinden a los placeres que les puede otorgar el mundo, dando la espalda, en esos momentos, a Dios.

Video: Dios soluciona tus problemas



Refugiándose en lo material
Es uno de los más frecuentes errores.Esta persona, en las dificultades, para salir del pozo espiritual en el que se encuentra, se dedica a satisfacer sus impulsos "consumistas", y utiliza como excusa el clásico:

"Me merezco un regalito"

Si, quizás sea así, ¡pero cuidado con los regalitos!, porque, como hemos visto anteriormente, si pones tu fe y tu confianza en lo material, el Diablo anda como león rugiente para que, a ser posible, tu situación empeore. 
 Lo más común, es que ese regalito que deseas hacerte, no sea una pulsera, o un relojito........ ¡cuanto más caro mejor!, ¡que tú lo vales!, ¡con todo lo que has sufrido y estás sufriendo! (un coche, un ordenador nuevo, etc....)
Estas personas, en las dificultades, piensan que lo material lo suple todo y lo alivia todo, y tristemente, es en las dificultades, cuando demuestran con hechos, que aunque acudan a la iglesia o lean la biblia todos los días, sus hechos demuestran cuán lejos está su corazón de Dios.

"No os hagais tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho destruyen, y donde ladrones entran y hurtan..." (San Mateo 6:19)

Es fácil suponer que los problemas, para este tipo de personas, parece que nunca tengan fin, ya que, ¿que puedes esperar de tu vida si amas más a las riquezas que a Dios?.

Refugiándose en los placeres

Este es uno de los peores errores en los que un cristiano, y a partir de los problemas y preocupaciones, puede caer. Y nos lleva a una condenación casi asegurada, en la que nos volvemos atrás en nuestra profesión de la fe, y nos dejamos caer en manos, literalmente, de lo que nos pueda ofrecer Satanás.
Este tipo de personas dejan de querer a sus parejas y a su familia, buscan el placer en las cosas del mundo, pero ¡no sólo eso!, sino que se jactan y disfrutan con ello. No se ven personas pecadoras, y los vicios que antes tenían (tabaco, drogas, adulterio,etc......) se multiplican exponencialmente en su vida, queriendo llenar ese vacio que hay en ellos con todo este tipo de cosas.
Las personas que se refugian en los placeres de la vida renegando de Dios, generalmente obtienen una compensación temporal, pero dura poco, ya que lo que el Diablo te da, te lo da a cambio de tu alma, y ninguna compensación de este mundo, por muy placentera que sea, vale tu alma.
Así que cuidado, hermanos, en quién os apoyeis en la tribulación, porque os aseguro que sólo el Padre pondrá paz en vuestro corazón y no................

El alcohol, las drogas, un coche nuevo, mil zapatos nuevos, el sexo, etc...........

Si te apoyas en Dios y te arrepientes de tus pecados, JAMÁS TE FALLARÁ.

"En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo"
(San Juan 16:33)

Video: Los problemas y Dios

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