Algunos meses después, y tras numerosas pruebas, aquí me encuentro de nuevo para, dentro de mis humildes posibilidades, intentar ser de bendición para todas aquellas personas que, como yo, no entienden ni desean vivir una vida sin Dios.
En este tiempo de transición que he permanecido sin escribir ninguna reflexión, he leído todas las respuestas, y en breve intentaré responderos, hermanos. También quiero hacer una mención a aquellos que han expresado en sus mensajes que Dios no existe, y que estoy loco o algo por el estilo. Os tengo que decir que, si bien aún no lo sabéis, también, como todos, tendréis vuestra prueba, vuestro momento en que Dios toque vuestro corazón y, hasta entonces, no os deseo nada malo, todo lo contrario, bendiciones a todos aquellos que piensan que estas reflexiones son absurdas, que no sirven para nada, y que creemos en un Dios que no se ve.
Todos los días que me sea posible, intentaré escribir una reflexión, y espero que os sirva para reflexionar y, como nos dice el Señor, para meditar su palabra en todo momento. Mi identidad seguiré manteniéndola en el anonimato ya que, sin duda, el protagonista debe ser Dios y nuestro Señor Jesucristo.
Bendiciones a todos.