miércoles, 18 de mayo de 2011

¿Soy sabio?

Seguro que conoces a alguna persona en tu vida, en tu iglesia, que se llama sabia a sí misma o que, con sus actos y palabras, se hace llamar a sí misma sabia.
 Y es que algunos hermanos, probablemente sin saberlo o sin apenas percibirlo, se han hecho maestros a sí mismos, sin saber que la sabiduría no es de ellos, sino que les es concedida, y lejos de limitarse a la Palabra del Señor, la interpretan, cuando en las Escrituras se espécifica que esto jamás debe hacerse:
"....aprended a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno os envanezcais unos contra otros, porque ¿quién te hace superior?¿Y que tienes que no hayas recibido?. Y si lo recibiste, ¿por qué te glorias como si no lo hubieras recibido?" (1 Corintios 4:6-7)
Y es que, en ocasiones, incluso se atreven a "saber", qué es lo que quiere y pretende Dios para con otros hermanos, haciéndose sabios a sí mismos, cuando es Dios, y el Espíritu de Dios en cada ser humano, el único que sabe los planes para cada uno, y así suelen aconsejar de esta manera, muchas veces provocando circunstancias lejanas de la voluntad de nuestro Padre:
"...¿quién de entre los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él?" (1 Corintios 2:11)

De el mismo modo, estos hermanos que se llaman a sí mismo sabios, osan juzgar a otros hermanos como ellos dicen "en base a la palabra", cuando es la misma palabra la que habla de no juzgar a nadie, sino de amar sin medida, de exhortar al hermano que se desencamina, siempre con amor y con la palabra de Dios en la mano.
 La palabra condena a todo hermano que se crea sabio, y le incita a que se vuelva ignorante, ya que es la única manera de ser verdaderamente sabio. Ser sabio no es juzgar, ser sabio no es criticar, ser sabio no es pretender conocer los planes de Dios para con otro hermano.

"Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros cree ser sabio en este mundo, hágase ignorante y así llegará a ser verdaderamente sabio." (1 Corintios 3:18)
Así, y en este día, levanto una oración por todas aquellas personas que no comprenden las Escrituras, que andan confundidas por la Palabra, condenando a unas personas y otras, juzgando, y creyéndose sabias, para que Dios ponga en sus corazones humildad, perdón y espíritu de mansedumbre:

"No juzgueis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas y manifestará las intenciones de los corazones." (1 Corintios 4:5)

Y es que cuanto más ignorantes en las cosas de Dios nos hagamos, más sabios seremos y más cerca estaremos de Él. Quizás sea incomprensible, pero de esto también nos habla la Palabra:
"...el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura." (1 Corintios 2:14)

Estamos llamados, los cristianos, a sufrir persecución, a ser incomprendidos, a ser tratados por locos, porque no entienden que seguir la palabra de Dios, vivir la vida según su Palabra, es la única manera de alcanzar salvación y el único modo de limpiar nuestros pecados, aunque para ello tengamos que sufrir y luchar por el resto de nuestros días:
"Nosotros somos insensatos por causa de Cristo, y vosotros sois prudentes en Cristo; nosotros débiles, y vosotros fuertes; vosotros sois honorables, y nosotros despreciados....padecemos persecución y la soportamos. Nos difaman y respondemos con bondad...." (1 Corintios 4:10-13)

Os invito pues, a que volvais al camino, volved a haceros ignorantes de la Palabra.........

.....y será entonces, cuando volveréis a sentir al Espíritu en vosotros del mismo modo que cuando fuisteis convertidos por el Señor, sin opiniones, con Verdad, sin juicios, con Amor, sin condenar a nadie, con Humildad, y aunque muchos no os entiendan, y os traten por locos............. sigamos al Padre en Amor y en Verdad, porque es el único camino, aunque sea pasando por una puerta "angosta".

Que Dios os bendiga