Esta actitud es totalmente contraria a las escrituras, ya que Jesucristo nos pide que andemos en santidad, o que al menos intentemos andar de forma similar en nuestra vida a como hizo nuestro Padre.
"¡Bienaventurados los que guardan mis caminos!. Atended el consejo, sed sabios y no lo menosprecieis.....el que peca contra mí, se defrauda a sí mismo, pues todos los que me aborrecen aman la muerte." (Proverbios 8:32-36)
Así pues, no dejes de luchar para acercarte a los caminos del Señor, ya que no hay otra manera para conseguir salvación en Jesucristo.
Si algún hermano te dice aquello de: "No pasa nada, no seas tan duro contigo mismo, no te martirices, que pase lo que pase Dios te ama y te perdona", debemos recordar que si, es cierto, pero el perdón únicamente lo obtendrás si te arrepientes de corazón y si entregas tu vida a Cristo, ya que de lo contrario, si eres pecador y no lo reconoces, aunque vayas a la Iglesia y leas la Biblia todos los días, cuando llegue el día del fin, tendrás que afrontar una condenación segura.
Dios puede cambiarte, pero antes te pide que te entregues a Él. Si no le entregas tu vida, y te arrepientes de corazón, Él no obrará en ti. Quizás creas que si, pero como dice la palabra, es realmente fácil distinguir a aquellas personas que se han convertido a Jesucristo y a aquelllas que, si bien lo aceptan y quieren seguir sus pasos, no se han entregado por completo a Él y no han sido convertidos. "Por sus frutos los conocereis".
Si algún hermano afirma que se ha convertido, debe seguir una vida en santidad, donde los vicios (tabaco, alcohol,etc....) le son quitados por el Espíritu Santo con una rapidez fulminante en todos los casos, y donde el hermano convertido, si peca, el Espíritu que obra en su interior le obliga a arrepentirse inmediatamente.
Otra caraterística peculiar de aquellas personas que han experimentado una conversión plena a Jesucristo, es que pasan de ser unas personas "perfectas" que no son capaces de ver lo que hacen y se hartan de criticar a los demás, a ser las personas más autocríticas que pueda haber.
No tienen ningún temor en hablar de todos aquellos pecados que les han sido perdonados, y se llaman a si mismos pecadores, dando un giro a sus vidas de 180º, para dejar de mirar los defectos de los demás, y preocupándose en agradar a Dios cada día más. Son personas que han dejado de justificar sus propios pecados con excusas absurdas, y ahora condenan sus propios errores y pecados, clamando por la misericordia de Dios.
¡Que cambio tan maravilloso!
Sin embargo, aquella persona que afirma que ha experimentado una conversión, pero no es así, se delata a sí misma por sus frutos siempre.
Y es que estas personas siguen teniendo y conservando sus vicios (tabaco, alcohol,drogas,etc...), pero afirman que ya se las irá quitando Dios poco a poco, que no es inmediato, cuando absolutamente en todos los casos de conversiones por obra de nuestro Señor Jesucristo, el cambio es tan radical que cambia las vidas, no sólo del hermano convertido, sino de todos aquellos que los rodean.
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