(Texto extraído de: La Palabra para hoy "Vitaminas para cada día")
"El Señor había cerrado su matriz" (1 Samuel 1:5 RV Antigua)
A veces no se abrirá esa puerta a la que llamas hasta que no entiendas el motivo de por qué se cerró.
Considera la historia de Ana: ella quería un hijo, pero Dios quería un profeta. Cuando oró: "Si das a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré al señor todos los días de su vida (1 Samuel 1:11). No sólo Dios le concedió a Samuel, sino también otros seis hijos más (véase 1 Samuel 2:5).
Cuando oras por una cosecha, Dios te pedirá que siembres una semilla. Tal vez esa semilla sea algo que estimas mucho y a lo que te aferras; no lo retengas, sino entrégaselo a Dios.
Ana comprendió que lo único que la llenaría era la voluntad de Dios. Elcana tenía dos esposas, pero Ana era su preferida, por lo cual le daba "doble porción" de sus posesiones (véase 1 Samuel 1:5). Si no estás cumpliendo el cometido encomendado por Dios, ni el amor de las personas ni las cosas materiales te satisfarán.
Las personas "ordenadas" no son sólo aquellas que hablan en los púlpitos. Ana fue ordenada para ser madre. Tal vez tú hayas sido ordenado para ser secretario, o paisajista o profesor. Descubre cuál es tu llamado divino ¡y cúmplelo!.
La propia desesperación de Ana la condujo a su destino: "El Señor había cerrado su matriz". ¿Por qué?. Fué una llamada de atención para que ésta se acercara más a Él. Los momentos duros nos hacen evaluar nuestras vidas y buscar a Dios de forma mucho más intensa.
En esas situaciones cambiamos el enfoque, de "Señor, esto es lo que quiero" a "Señor, ¿qué es lo que tú quieres?". Y es entonces cuando Él nos bendice, porque "es galardonador de los que le buscan" (Hebreos 11:6).
Video: Dios es la respuesta
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